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En el casco antiguo de Barcelona, rodeado de otros inmuebles de un incalculable valor histórico, nos encontramos con esta vivienda que data de 1916 y cuyo interior ha sido renovado de manera integral por el estudio Forma, de quienes ya hemos publicado otros proyectos del mismo nivel como este piso en el Eixample y este otro en Gracia. Ambos, como el que hoy traemos, marcados por una rehabilitación que pone el acento en la integración de la luz natural dentro del espacio.

Esta vivienda, que tiene una superficie de 46 m2, presentaba en su estado original una imagen sombría y excesivamente compartimentada. Además, el único punto de ventilación e iluminación era las dos ventanas de la fachada, ya que el piso solo dispone de un pequeño patio de servicio cerrado donde el ascensor colocado a posterior ocupa la mayor parte. Por ello, el objetivo principal fue conseguir el máximo aprovechamiento de luz natural y ventilación en el apartamento.

¿Cómo se solucionó este problema de falta de luz? La estrategia a seguir fue acumular las instalaciones y los espacios de almacenamiento en el extremo más alejado de la fachada para liberar el resto de la vivienda. "Lo que hicimos fue aprovechar un quiebro de los muros perimetrales para colocar la cocina", explican desde el estudio Forma.

La estructura del edificio se encuentra en el perímetro de la vivienda lo que permitió derribar todas las particiones interiores obteniendo un espacio diáfano. Como el piso se plantea como un loft, los arquitectos simplificaron la distribución para obtener un gran espacio abierto con tal de disfrutar de la iluminación y ventilación de las dos ventanas de fachada. El resultado es el de una vivienda cómoda y moderna en el centro de Barcelona.

Sólo las paredes perimetrales llegan al forjado de vigas percibiendo la totalidad del piso desde cualquier punto, el armario y el WC son los dos únicos espacios cerrados que se insertan transversalmente como cajas que no llegan al techo para otorgarle privacidad al baño.

La vivienda es una sucesión lineal de tres grandes espacios conectados: zona de servicios/habitación/salón. Diseñamos límites interiores para generar diferentes grados de privacidad y usos entre los espacios. Entre la zona de servicios y la habitación la alineación de la última caja coincide con el cambio brusco de materialidad que generan un claro límite. Visualmente te hace distinguir dos espacios totalmente diferentes.

Entre el salón y la habitación, donde la estructura de las vigas cambia de dirección, diseñamos un sistema de puertas deslizantes y plegables creando una membrana intermedia flexible que te permite transformar el espacio. Las puertas se mueven individualmente generando una composición dinámica con innumerables posiciones y grados de relación.

La primera acción que se llevó a cabo fue retirar todos los materiales superpuestos a lo largo de los años hasta llegar a los elementos constructivos tradicionales. Los materiales nuevos que se han incluido, aunque claramente actuales, dialogan armoniosamente con lo antiguo creando una percepción de unidad y atemporalidad.

"Las vigas de madera las decapamos para potenciar y enfatizar la sensación de un techo infinito y continuo", explican desde el estudio Forma. Las cajas del baño y armario se construyen con tochana sin rebozar para que su textura contraste con la pared de ladrillo visto que recorre toda la vivienda. Se pintó de blanco el fondo del piso ya que es la zona más oscura mejorando la iluminación natural y resaltando así el suelo cerámico original que habíamos reubicado en las zonas de servicio.

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