Arquitectura y urbanismo danés: lo hygge está en la calle

2022-04-21 09:55:43 By : Mr. Jason Huang

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Dinamarca es mucho más que galletas danesas de mantequilla. Las estadísticas dicen de este país que es uno de los más felices del mundo. Sea cierto o no, solo es necesario darse un paseo por algunas de sus ciudades principales, como Copenhague o Aarhus, para empaparse de toda su cultura del bienestar y el hygge. ¿Y qué es ese concepto casi impronunciable?

Hygge hace referencia a un gesto de vida acogedora, bien sea tomando un té caliente, leyendo un libro entorno a una chimenea o disfrutando de una buena conversación en una cafetería. Con sus bajas temperaturas durante casi todo el año, a los daneses les encanta aprovechar los espacios interiores, así como establecer un fuerte vínculo comunitario.

La arquitectura y el urbanismo danés parecen haber imbuido toda esta filosofía para adaptarse de la manera más orgánica posible a las necesidades de los ciudadanos y las condiciones físicas del terreno. El diseño escandinavo siempre ha sido puntero por su estilo minimalista, la implementación de la madera y el juego de las líneas rectas y curvas.

Pero el diseño danés en concreto ha conseguido destacar con identidad propia en la modernidad gracias, en parte, al trabajo del arquitecto y diseñador industrial Arne Jacobsen, responsable de algunos de los muebles escandinavos con más bagaje cultural. Suya es la Silla Número 7, usada en un icónico reportaje fotográfico donde la modelo Catherine Keeler aparecía desnuda, o la cubertería plana con aires futuristas que apareció en la nave de 2001: odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968).

El arquitecto vanguardista y multipremiado Bjarke Ingels le coge el relevo a Jacobsen creando escuela con una nueva mentalidad orientada hacia el funcionamiento optimista y socialmente responsable de los proyectos.

Siguiendo esta invitación al disfrute, repasamos algunos de los edificios contemporáneos de Ingels y otros estudios, que han hecho de Dinamarca una verdadera jungla de cristal, en el sentido literal de la palabra, por la que los amantes de los espacios versátiles y ergonómicos desearán perderse.

En el periférico distrito de Ørestad, un barrio de nuevas residencias y delicias arquitectónicas al abasto de los ciudadanos, tan cerca del centro de Copenhague como de la playa, encontramos la joya Mountain Dwelling. Esta montaña de apartamentos, proyectada por el revolucionario estudio JDSA en asociación con Ingels, se asienta sobre un parking de diferentes pisos, y escala gradualmente el techo hasta alcanzar la cumbre en el piso 11.

Por un lateral observamos el edificio que se alza como una verdadera montaña, en sentido diagonal. Por el costado contrario, los patios traseros ajardinados de cada apartamento forman visualmente una verdadera maleza ascendente. De esta manera, el ambiente motorizado e industrial de la parte inferior del edificio se equilibra con un aspecto mucho más verde y amable.

Hablando de colinas, en la zona de Amager encontramos un proyecto de altura que ya forma parte del skyline de Copenhague. Se trata de Amager Bakke, o Copenhill, la reconversión de una planta de incineración de residuos en una productora de biomasa que guarda grandes sorpresas sobre su azotea inclinada, preparada para subirse a pie o en ascensor (cuidado con esta opción, la presión atmosférica ejerce su fuerza en los oídos cuando se ascienden los 85 metros de altitud en cuestión de segundos).

Una vez en lo alto, grandes vistas de la ciudad y del mar Báltico que separa Dinamarca de Suecia nos aguardan desde el bar semiabierto. ¿Quieres bajar? ¡Puedes hacerlo esquiando! El techo de la planta es una verdadera pista de esquí de casi 3.000 m2 con servicio de telesilla. También es posible volver a subir escalando la fachada, donde se encuentra instalado el rocódromo más alto del mundo.

Esta planta de residuos, ideada por el equipo de Ingels, es todo un regalo para la población: genera calefacción urbana y electricidad con el menor impacto medioambiental posible —su gran chimenea expulsa vapor de agua en lugar de humo—, al mismo tiempo que proporciona una nueva área verde de ejercicio y expansión.

El barrio de Nørrebro es seguramente uno de los más multiculturales de Copenhague. En él habitan familias procedentes de más de 60 nacionalidades diferentes. Con la intención de renovar la imagen del vecindario, el grupo de Ingels, con ayuda del Ayuntamiento y otras instituciones, ideó un área de recreo que representase la diversidad del distrito y, a la vez, elevase el concepto de comunidad global, de manera que promoviese la tolerancia entre inmigrantes y locales.

Así, idearon el proyecto Superkilen en 2012, un parque abierto a todo el mundo desde sus inicios: en su diseño participaron vecinos que plasmaban sus ideas por medio de internet, la prensa y la radio.

La alargada plaza y sus jardines se convirtieron en un sinfín de referencias mundiales con toboganes de estilo japonés, balancines de Baghdad, ornamentos árabes, un ring de boxeo, una pista de skate, palmeras, una pérgola, cartelería rusa, una fuente marroquí, pabellones de pícnic… ¡y hasta un toro de Osborne! Pero si algo destaca de ella es su instagrameable asfalto negro dibujado con líneas blancas que van sorteando los diferentes elementos del parque y que demarcan miles de caminos posibles.

En 1932, a un carpintero llamado Ole Kirk Christiansen se le ocurrió fundar una empresa que fabricase pequeños bloques de madera con los que los niños pudiesen construir estructuras a su antojo. En 1949 los bloques pasaron a ser de plástico y así llegó hasta nuestros días el popular Lego. Es posible que el estudio OMA se inspirase en este juguete a la hora de formular la conceptualización que integraría el Museo de Arquitectura de Dinamarca (DAC).

El edificio, a los pies de uno de los principales canales de Copenhague, tiene la forma de diversos bloques de vidrio amontonados. La luz traspasa cada estancia del complejo y es posible ir descubriendo en un primer vistazo las diferentes áreas (o bloques) de cada piso.

La filosofía del edificio, según demarcan las leyendas de su exposición, es albergar toda la vida palpitante de la ciudad en una única construcción. En Blox no solo podemos hallar la sala de exposiciones, sino también un auditorio, unas oficinas, una experiencia de realidad virtual y un gimnasio de uso público. Por cierto, olvídate de bajar escaleras. Una vez llegues a la última planta, ¡no olvides lanzarte por el tobogán de caracol que te devuelve directo a la entrada!

Si tienes la suerte de estudiar en la Universidad de Copenhague, quizás te interese pasar tu estancia en Tietgenkollegiet, una residencia de estudiantes circular con dormitorios y cocinas colgantes que sobresalen de sus bloques. El edificio, ubicado en el norte de Ørestad, fue desarrollado por el estudio de diseño Lundgård & Tranberg en 2001, y lleva el nombre de Carl Frederik Tietgen, un importante financiero del siglo XIX que promovió la revolución industrial danesa.

Innovadora en su aspecto, también lo es en sus materiales, que destacan por el uso de tombac, una aleación de zinc y cobre que permite que sus marrones se maticen según la luz del día. Algunos de los grandes ventanales de sus 360 habitaciones dan hacia el interior del edificio, un patio verde redondo que sirve de punto de encuentro para los estudiantes, aunque estos también pueden reunirse en sus cocinas compartidas o en el salón de actos de esta particular residencia. ¡Se rumorea que sus fiestas de alumnos internacionales son las mejores de todo el campus!

Aarhus es la segunda ciudad más grande de Dinamarca, y no está exenta de pequeñas maravillas del diseño que llaman la atención de todos los visitantes. Quizás una de las más emblemáticas representaciones de creatividad y vitalidad que tanto definen a sus habitantes se pueda encontrar en el Museo de Arte de la ciudad. Sus puertas están abiertas desde 1859 y sus mediaciones recogen una de las muestras de arte del siglo XIX más grandes del norte de Europa.

Pero más allá de sus colecciones, llama la atención el colorido remate de su edificio. La instalación Your rainbow panorama, del conocido artista de orígenes islandeses y daneses Olafur Eliasson, es una pasarela exterior y circular de 150 metros por la que los visitantes del museo pueden transitar y obtener una vista panorámica de la ciudad a través del espectro de colores que componen sus paredes de vidrio. Todo un paseo mágico más allá del arcoíris.

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Dinamarca es mucho más que galletas danesas de mantequilla. Las estadísticas dicen de este país que es uno de los más felices del mundo. Sea cierto o no, solo es necesario darse un paseo por algunas de sus ciudades principales, como Copenhague o Aarhus, para empaparse de toda su cultura del bienestar y el hygge. ¿Y qué es ese concepto casi impronunciable?

Hygge hace referencia a un gesto de vida acogedora, bien sea tomando un té caliente, leyendo un libro entorno a una chimenea o disfrutando de una buena conversación en una cafetería. Con sus bajas temperaturas durante casi todo el año, a los daneses les encanta aprovechar los espacios interiores, así como establecer un fuerte vínculo comunitario.

La arquitectura y el urbanismo danés parecen haber imbuido toda esta filosofía para adaptarse de la manera más orgánica posible a las necesidades de los ciudadanos y las condiciones físicas del terreno. El diseño escandinavo siempre ha sido puntero por su estilo minimalista, la implementación de la madera y el juego de las líneas rectas y curvas.

Pero el diseño danés en concreto ha conseguido destacar con identidad propia en la modernidad gracias, en parte, al trabajo del arquitecto y diseñador industrial Arne Jacobsen, responsable de algunos de los muebles escandinavos con más bagaje cultural. Suya es la Silla Número 7, usada en un icónico reportaje fotográfico donde la modelo Catherine Keeler aparecía desnuda, o la cubertería plana con aires futuristas que apareció en la nave de 2001: odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968).

El arquitecto vanguardista y multipremiado Bjarke Ingels le coge el relevo a Jacobsen creando escuela con una nueva mentalidad orientada hacia el funcionamiento optimista y socialmente responsable de los proyectos.

Siguiendo esta invitación al disfrute, repasamos algunos de los edificios contemporáneos de Ingels y otros estudios, que han hecho de Dinamarca una verdadera jungla de cristal, en el sentido literal de la palabra, por la que los amantes de los espacios versátiles y ergonómicos desearán perderse.

En el periférico distrito de Ørestad, un barrio de nuevas residencias y delicias arquitectónicas al abasto de los ciudadanos, tan cerca del centro de Copenhague como de la playa, encontramos la joya Mountain Dwelling. Esta montaña de apartamentos, proyectada por el revolucionario estudio JDSA en asociación con Ingels, se asienta sobre un parking de diferentes pisos, y escala gradualmente el techo hasta alcanzar la cumbre en el piso 11.

Por un lateral observamos el edificio que se alza como una verdadera montaña, en sentido diagonal. Por el costado contrario, los patios traseros ajardinados de cada apartamento forman visualmente una verdadera maleza ascendente. De esta manera, el ambiente motorizado e industrial de la parte inferior del edificio se equilibra con un aspecto mucho más verde y amable.

Hablando de colinas, en la zona de Amager encontramos un proyecto de altura que ya forma parte del skyline de Copenhague. Se trata de Amager Bakke, o Copenhill, la reconversión de una planta de incineración de residuos en una productora de biomasa que guarda grandes sorpresas sobre su azotea inclinada, preparada para subirse a pie o en ascensor (cuidado con esta opción, la presión atmosférica ejerce su fuerza en los oídos cuando se ascienden los 85 metros de altitud en cuestión de segundos).

Una vez en lo alto, grandes vistas de la ciudad y del mar Báltico que separa Dinamarca de Suecia nos aguardan desde el bar semiabierto. ¿Quieres bajar? ¡Puedes hacerlo esquiando! El techo de la planta es una verdadera pista de esquí de casi 3.000 m2 con servicio de telesilla. También es posible volver a subir escalando la fachada, donde se encuentra instalado el rocódromo más alto del mundo.

Esta planta de residuos, ideada por el equipo de Ingels, es todo un regalo para la población: genera calefacción urbana y electricidad con el menor impacto medioambiental posible —su gran chimenea expulsa vapor de agua en lugar de humo—, al mismo tiempo que proporciona una nueva área verde de ejercicio y expansión.

El barrio de Nørrebro es seguramente uno de los más multiculturales de Copenhague. En él habitan familias procedentes de más de 60 nacionalidades diferentes. Con la intención de renovar la imagen del vecindario, el grupo de Ingels, con ayuda del Ayuntamiento y otras instituciones, ideó un área de recreo que representase la diversidad del distrito y, a la vez, elevase el concepto de comunidad global, de manera que promoviese la tolerancia entre inmigrantes y locales.

Así, idearon el proyecto Superkilen en 2012, un parque abierto a todo el mundo desde sus inicios: en su diseño participaron vecinos que plasmaban sus ideas por medio de internet, la prensa y la radio.

La alargada plaza y sus jardines se convirtieron en un sinfín de referencias mundiales con toboganes de estilo japonés, balancines de Baghdad, ornamentos árabes, un ring de boxeo, una pista de skate, palmeras, una pérgola, cartelería rusa, una fuente marroquí, pabellones de pícnic… ¡y hasta un toro de Osborne! Pero si algo destaca de ella es su instagrameable asfalto negro dibujado con líneas blancas que van sorteando los diferentes elementos del parque y que demarcan miles de caminos posibles.

En 1932, a un carpintero llamado Ole Kirk Christiansen se le ocurrió fundar una empresa que fabricase pequeños bloques de madera con los que los niños pudiesen construir estructuras a su antojo. En 1949 los bloques pasaron a ser de plástico y así llegó hasta nuestros días el popular Lego. Es posible que el estudio OMA se inspirase en este juguete a la hora de formular la conceptualización que integraría el Museo de Arquitectura de Dinamarca (DAC).

El edificio, a los pies de uno de los principales canales de Copenhague, tiene la forma de diversos bloques de vidrio amontonados. La luz traspasa cada estancia del complejo y es posible ir descubriendo en un primer vistazo las diferentes áreas (o bloques) de cada piso.

La filosofía del edificio, según demarcan las leyendas de su exposición, es albergar toda la vida palpitante de la ciudad en una única construcción. En Blox no solo podemos hallar la sala de exposiciones, sino también un auditorio, unas oficinas, una experiencia de realidad virtual y un gimnasio de uso público. Por cierto, olvídate de bajar escaleras. Una vez llegues a la última planta, ¡no olvides lanzarte por el tobogán de caracol que te devuelve directo a la entrada!

Si tienes la suerte de estudiar en la Universidad de Copenhague, quizás te interese pasar tu estancia en Tietgenkollegiet, una residencia de estudiantes circular con dormitorios y cocinas colgantes que sobresalen de sus bloques. El edificio, ubicado en el norte de Ørestad, fue desarrollado por el estudio de diseño Lundgård & Tranberg en 2001, y lleva el nombre de Carl Frederik Tietgen, un importante financiero del siglo XIX que promovió la revolución industrial danesa.

Innovadora en su aspecto, también lo es en sus materiales, que destacan por el uso de tombac, una aleación de zinc y cobre que permite que sus marrones se maticen según la luz del día. Algunos de los grandes ventanales de sus 360 habitaciones dan hacia el interior del edificio, un patio verde redondo que sirve de punto de encuentro para los estudiantes, aunque estos también pueden reunirse en sus cocinas compartidas o en el salón de actos de esta particular residencia. ¡Se rumorea que sus fiestas de alumnos internacionales son las mejores de todo el campus!

Aarhus es la segunda ciudad más grande de Dinamarca, y no está exenta de pequeñas maravillas del diseño que llaman la atención de todos los visitantes. Quizás una de las más emblemáticas representaciones de creatividad y vitalidad que tanto definen a sus habitantes se pueda encontrar en el Museo de Arte de la ciudad. Sus puertas están abiertas desde 1859 y sus mediaciones recogen una de las muestras de arte del siglo XIX más grandes del norte de Europa.

Pero más allá de sus colecciones, llama la atención el colorido remate de su edificio. La instalación Your rainbow panorama, del conocido artista de orígenes islandeses y daneses Olafur Eliasson, es una pasarela exterior y circular de 150 metros por la que los visitantes del museo pueden transitar y obtener una vista panorámica de la ciudad a través del espectro de colores que componen sus paredes de vidrio. Todo un paseo mágico más allá del arcoíris.

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