Payuca es reacia a decir el nombre que fgura en su documento: "Soy como las actrices de antes, ya se me va a pasar". Foto: Fernando de la Orden -

Instalar un nombre propio en el medio artístico, no es fácil, menos si se trata de una actriz trans, que tiene que superar prejuicios en su recorrido profesional. Sin embargo, Payuca -rompiendo barreras y a base de talento y esfuerzo- va ganado su propio espacio.

La actriz ahora forma parte del elenco de Julio César, junto a Moria Casán, la versión del clásico de William Shakespeare que se presenta en el Cine Teatro El Plata, dirigida por José María Muscari. Pero en 2019, Payuca fue la primera actriz trans en protagonizar en un teatro oficial con Siglo de Oro Trans, una versión de Gonzalo Demaría de Don Gil de las calzas verdes, en el Teatro San Martín.

Reacia a revelar el nombre que figura en su documento y su edad, ("soy como las actrices de antes, ya se me va a pasar"), Payuca eligió su nombre artístico como un homenaje a su origen. "Soy de Pergamino y para mis compañeros de teatro, en los primeros años, eso es pleno campo. Pero es una ciudad, rodeada de campo, claro. Y de ahí surgió lo de Payuca".

Payuca: Un largo recorrido hasta llegar a protagonizar en el teatro San Martín. Foto: Fernando de la Orden

-Cuando empecé con el transformismo, me gustó que fuera un nombre nada glamoroso, distinto. Como me hice de abajo, primero decidí que era Payuca del Pueblo. Después lo acorté. Y ya me quedó Payuca para el trabajo y para a vida.

-¿Desde chiquita te interesaba la actuación?

-Desde que tengo uso de razón, siempre fui el centro de atención en mi familia, no sé por qué (risas). En los cumpleaños familiares, yo ambientaba la fiesta con todo. Hacía trucos de magia, organizaba juegos, competencias, y ojo con que alguien se distrajera. Eran dos horas de show y me seguían la corriente porque la pasaban bien.

-Una vocación claramente marcada.

- A los 9 años me inscribieron en la escuela de circo, hacía acrobacias. Hasta que un día mi mamá vio cómo me golpeé la cabeza en uno de los saltos, a los 11. Se asustó y dejé. Entonces seguí con clases de teatro. No tenía antecedentes en mi familia de algo artístico, pero mi familia siempre me bancó.

Payuca: La actriz quiere evitar todas las etiquetas y hacer personajes variados. Foto: Fernando de la Orden

-¿Cómo fue pegar el salto para venir a Buenos Aires?

- En el último año de la secundaria, con un amigo, en las vacaciones de invierno, vinimos por un día a Capital, con un listado de lugares donde estudiar. Nunca habíamos estado acá, no teníamos ni idea. Fuimos preguntando las direcciones en los kioscos, todo caminando, porque teníamos miedo de perdernos. Subir al colectivo, la escalera mecánica, todo era nuevo. Muy payuca, "payuquísima" (risas).

-Un recorrido desde bien abajo.

-Totalmente. En enero del año siguiente nos vinimos con dos amigos a cursar en la Escuela de Arte Dramático (EMAD) y vivíamos en una pensión detrás del Teatro San Martín. No podíamos creer caminar por Corrientes. Trabajábamos en un local de comidas rápidas en Avellaneda, y todo era un gran esfuerzo. Al año, ellos se volvieron a Pergamino, no lo aguantaron y me quedé sola. Tenía claro que quería seguir con esto.

- ¿Por entonces surgió el tema del transformismo? 

- En 2006 empecé a jugar un poco con eso, primero investigando porque no tenía mucha idea. Lo que había hecho era con algún personaje, en fiestas, en la movida nocturna. Pero me enganché, porque me gustaba cómo me veía. Iba pidiendo a las vestuaristas distintas cosas de ropa o del pelo. Fui encontrando mi perfil viéndome en fotos. Iba armando según las fiestas temáticas y probaba.

-Antes de llegar al escenario del teatro San Martín, ¿hubo mucha etapa de teatro independiente?

- Muchísima. Y en el teatro independiente, como sigue sucediendo, hacíamos todo: desde las pegatinas de los afiches, volantear, armar la escenografía, repartir gacetillas en las radios y en los diarios, fabricar nuestro propio vestuario. Y después de actuar, desarmar y limpiar. Eso te hace valorar todas las areas, el trabajo de los demás, y te da una experiencia única.

-De ahí ¿cómo llegó la primera obra en el San Martín?

- Estaba filmando la tira Pequeña Victoria, en 2019, donde eramos varias chicas trans en el elenco. Nos enteramos de un casting en el San Martín. La protagonista iba a ser mi amiga Mariana Genesio Peña. Hice el casting, que era en verso, complejo. No quedé. Pero a los dos meses, se baja la protagonista y me llaman para una audición. Me hicieron pasar por todos los personajes. Y quedé para el protagónico. 

Payuca. la actriz caracterizada para su rol en "Siglo de Oro Trans", que protagonizó en el San Martín en 2019.

-Se te cumplió el sueño.

-Increíble, era lo que soñaba cuando estudiaba en la EMAD. Y ahora lo tenía ahí. Pero también se me aparecieron todos los monstruos, por la responsabilidad de ocupar ese lugar. Era protagonizar en el San Martín, así de una. Investigué mucho, todo fue muy intenso. Estrenamos antes de la pandemia y después retomamos. Fue algo maravilloso. Por momentos me quedé sin aliento, no podía creer estar ahí.

-Pero el sueño se agrandó y llegó la segunda obra del circuito oficial, y con Moria Casán.

-Y dirigida por Muscari. De no creer, todavía estoy anonadada. Todo es hermoso. Trabajar con Moria es muy divertido, ella es super profesional, generosa, amorosa.

Julio César. Payuca forma parte del elenco de la obra de Shakespeare con Moria Casán. Ya viajaron a España. Foto EFE.

-Esta obra tiene un elenco muy heterogéneo y hacerla en la sala de Mataderos, es algo bien popular. ¿Cómo es la experiencia con el público?

- Nos pasó ya desde los ensayos generales, de recibir el cariño de la gente del barrio que se acerca a saludarnos y agradecernos que estemos ahí. Nos cuentan historias de hace años, de todo lo que esperaron que volviera a abrir el teatro que estuvo cerrado como 30 años. Lo que sucede es genial, de mucha calidez, bien del pueblo. Nunca imaginé hacer un clásico así reversionado, es una grata sorpresa.

-¿Es un desafío extra con el tema de los roles cambiados en escena, donde las actrices interpretan personajes masculinos y los hombres, los femeninos?

-Sí, pero hay algo andrógino y atemporal en los personajes que hace muy accesible la obra y la propuesta. Muscari nos dio mucha libertad.

-A todo eso se sumó la experiencia de actuar con "Julio César" en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, en España. ¿Cómo lo viviste?

-Otro sueño increíble. Yo nunca había viajado a Europa, así que fue doble flash. Por un lado, con las tres funciones en el Festival, en ese lugar maravilloso que es el teatro romano de Mérida. Es una locura. Y después, poder conocer un poco algo, de Madrid y Barcelona, donde tengo amigos.

Payuca, la actriz trans,que pasó del transformismo a superar prejuicios y protagonizar en el teatro oficial. Foto: Fernando de la Orden

-El tema de la Identidad de género se va naturalizando cada vez más pero ¿cómo fue el proceso para vos? ¿Sentiste discriminación en algún momento?

-Mi transición no fue consciente, la fui camuflando con mis deseos de ir por el lado artístico. Me empecé a hacer depilación definitiva argumentado que era más cómodo para el maquillaje, a dejarme el pelo largo para evitar las pelucas y así. Viéndolo en perspectiva, me fui armando buscando algunas excusas.

-Eso ya siendo adulta, ¿y antes?

- En la adolescencia no me fue nada fácil. Y en la infancia hubo bastante bullying y discriminación. La verdad nunca quise ponerme etiquetas: 'soy gay', 'soy trans', nada de eso. Me iba transformando y la gente me preguntaba: '¿y ahora qué sos?' La gente necesita ubicarte en algún lugar. Yo voy viendo mis procesos desde otro lugar.

-No es algo automático, ahora soy tal o cual cosa.

-No, para nada. Al menos, para mí. Entiendo y respeto a quienes toman la decisión de decir desde un principio 'soy una persona trans', pero yo siento que me limita y encasilla para que aparezcan nuevos desafíos.

-Si te limitás, te coartan la posibilidad de descubrir tus propias posibilidades.

-Tal cual, me gusta hacer todo desde un lugar de libertad. Pero cada uno lo transita como puede. El transformismo fue, desde lo artístico, la puerta de entrada, algo que fui incorporando a mi vida.

-No todos los procesos de identidad son iguales.

-Cada uno lo vive como puede. Sé de muchos chicos y chicas trans que lo asumen desde muy jóvenes y en general, no es nada sencillo. No sé qué hubiera pasado si yo, a los 9 años, decía 'soy tal cosa'. Se dio así, está bien que quede la posibilidad abierta. Pero en general, a la gente le da tranquilidad encasillar, saber qué sos.

Payuca, ahora quiere hacer cine y series con roles alejados de los estereotipos. Foto: Fernando de la Orden

-¿Te interesa tomar una posta y representar a cierto grupo social?

-En lo personal, no me interesa la militancia, pero estoy súper a favor de visibilizar cualquier espacio, me parece hermoso que suceda y poder hacerlo. Está bueno que sea una puerta que quede abierta para que otros y otras sigan teniendo posibilidades, en cualquier ámbito.

-Cuánto falta aún en ese sentido, pero qué bueno que empiece a haber más visibilidad como en tu caso, desde un teatro oficial.

-Sin dudas, el hecho de que por primera vez se haya incorporado, con Siglo de Oro Trans, un 50 por ciento del elenco a personas trans, me parece algo hermoso. Yo que no quiero etiquetarme pero bueno... (risas).

-De hecho, en "Siglo de Oro...." estaba la temática trans, pero en "Julio César", sos una actriz interpretando un rol más.

-Sí, es genial que suceda eso. Por suerte no me tocó vivir, más allá de algunos episodios en la escuela, muchas situaciones de discriminación. Tal vez soy una privilegiada. Cuando aparece alguna situación así, trato de no darle importancia, la desactivo. Pero también hay que visibilizar cuando aparecen mensajes de odio como para combatirlos. Es un camino para nada sencillo.

-Es que todavía queda mucho por aprender y hacer en cuanto a la tolerancia, a que cada uno elija su camino sin tener que dar explicaciones.

-Cuesta entender algo tan básico, ¿qué te molesta lo que haga alguien en su vida privada si eso a vos no te afecta? Pero todavía hay mucha resistencia. Por eso está buenísimo que empiecen a abrirse más posibilidades, de laburo, por ejemplo, que todos podamos trabajar de lo que nos gusta, que haya ofertas. Hay muchas personas trans que todavía no tienen opciones.

-Que aparezcan historias como la tuya, o la de Lizy Tagliani, entre tantas, permiten que el tema se naturalice y se vayan borrando prejuicios.

-Claro, que empiece a ser algo cotidiano y no catalogarnos como bichos raros. Viviendo en Pergamino me gustaba ver a Antonio Gasalla en su programa El Palacio de la Risa, con Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese que interpretaban muchos personajes femeninos y eso era aceptado. Yo quería pertenecer a ese mundo, todos lo disfrutaban. Pero la sociedad acepta algunas cosas y otras, no.

-¿Cómo imaginás tu trabajo de ahora en adelante? 

- Ahora me gustaría hacer cine o series pero en los castings, las chicas trans todavía tiene mayoría de papeles de prostituta, de drogadicta, todo muy estigmatizado en lo marginal. Está bien que se muestre, es parte de una realidad pero no es lo único, se puede tener otra mirada. Y yo quiero hacer un personaje como cualquier otra actriz.

-¿Cómo es tu vinculo con tu ciudad natal, cuando la Payuca vuelve al pago?

-Siempre vuelvo para las Fiestas, me tomo un tiempo para compartir con mi familia. Antes de la pandemia, se hizo por primera vez en Pergamino, la Marcha del Orgullo Gay y me ofrecieron ser la madrina, así que fui y fue algo impensado. Realmente fue hermoso que en mi ciudad, donde yo no me veía así como soy, después de muchos años, se pudiera luchar por la igualdad de derechos de esa manera.

-¿Te sentís como una suerte de hija pródiga?

-Puede ser, volver así es muy lindo y además, toda mi familia está allá. El diario local siempre está muy atento a todas las cosas que voy haciendo, los trabajos, los premios. Después de tanto tiempo, es un mimo y un reconocimiento para poder seguir mi camino.

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Piedras 1743. C.A.B.A, Argentina

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